Él es la desfachatez de un corazón desnudo al que solo
puedes tocar con guantes. Si lo ves es necesario que domines el arte del
autocontrol. Te dejará huella en todos los lugares menos en la carne. Lo
encontrarás en el mismo sitio pero siempre en un momento inoportuno. Te abrazará
y después tu cerebro echará humo al intentar salir del ciclo de desengaño que
crea su olor. Y para acabar elegiréis el vacío antes que el asfalto porque los dos seréis siempre la marca blanca del cruce de sentimientos.
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