La monotonía de los días, la gente acartonada, los sentimientos retraídos y las ganas de expresar todo eso que poca gente puede entender ha hecho llevarme hasta aquí.
Puede que solo sea una manera diferente de expresarme o puede que me haga pensar más de una vez las ideas tan idílicas, oníricas o espeluznantes que a veces se me pasa por la cabeza. Quien quiera y pueda que me encuentre.
Como he hecho a lo largo de éstos años, seré como esos encontronazos que tienes en un bar con la persona que se sienta en el taburete de al lado y cruza miradas contigo hasta que una sobre dosis de vodka hace que un día intercambiéis frases estúpidas que no corresponden a dos desconocidos que tan solo se han apoyado en la misma barra del mismo bar para olvidar que no tienen a esa persona con la que poder salir corriendo a la calle un día de lluvia y besarse a la espera de que el semáforo se ponga en rojo mientras los aburridos y descafeinados individuos debajo de sus paraguas les miran atemorizados. Pero ellos sonríen y tras el humo del cigarro de ella, él acerca su mano y acaricia su cara haciendo que sus ojos ya no le miren fijamente y un ligero temblor en su pierna grita que ya no volverán a ser desconocidos pero tampoco saben si se volverán a ver…

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