Café caliente, mantas, calcetines hasta las rodillas, una buena película y chimeneas encendidas es el ambiente de estos días. Salí y vi todas las luces de la ciudad encendidas mientras unos copos comenzaban a caer sobre nuestros gorros de lana.
No tengo claro que me guste la Navidad, de hecho creo definitivamente que no me agrada, me parece comerciar con la felicidad.
Yo me quedo con pasear por las calles y sentir el frió en mi cara mientras que mi nariz se sonroja. Y cambio los regalos materiales por un paseo a la orilla del mar con buena compañía o una nota escrita por ti, por ejemplo.
Vaya... es precioso lo que escribes, me encanta, te sigo :)
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